Gabriel Zamora: Arte para todos


Gabriel Zamora: cuencano de 37 años llenos de aprendizajes, con espíritu rebelde y sangre creativa, compartió una versión auténtica de su trayecto como artista ecuatoriano. Espontáneamente, trató de acordarse cómo inició su construcción artística: “No recuerdo un primer encuentro, el arte ha estado presente durante toda mi vida, vengo de una familia de pintores y tenía siempre a la mano los materiales que para mí eran los mejores juguetes”.

Sin embargo, el arte de Facultad no logró conectar con la mente libre de Gabriel. Nos contó entre risas: “Una vez un profesor me dijo que, si no realizado una exposición, hasta los 30 años, ya debía retirarme. Yo tenía 26, entonces pensé que, si esa era su mentalidad, entonces no debía estar en la Universidad y me salí. En esa época era medio rebelde y estaba en contra de todo, pero con el tiempo me di cuenta de que igual es importante aprender las bases, para luego desaprenderlas y empezar a conocerte como artista”.

Así, ha podido construirse poco a poco, encontrándose, desencontrándose y volviéndose a encontrar. Un transcurso en el que su estilo ha tomado diversas formas, en la actualidad, con su pieza número 180, menciona que es radicalmente diferente a sus primeros trabajos “Alzheimer” y “Viernes 7 am”.

Se puede apreciar su trabajo como Gabriel Zamora y como Puños y Lágrimas que es una página web de sus ilustraciones que representan otra cara de su mundo artístico. Entre sus proyectos confiesa: “aunque nadie sabe que canto, estoy grabando un disco que espero lanzarlo en el 2020 con mi seudónimo Luper Quiñones. También estoy terminando una nueva serie de cuadros en los que empecé a utilizar el color negro, donde intentaré tocar temas más políticos y sociales. Y finalmente mi primer trabajo audiovisual, en el cual estoy desarrollando mis primeros dibujos animados, con música, voces e ilustraciones hechas por mí”, con el cual planifica sacar un episodio cada semana.

Su concepto:

“El arte es como la música. No hay nadie para mí que pueda decir qué es y qué no, ni qué está bien y qué no. Son simplemente diferentes realidades representadas a través del que hace arte y del que consume arte. Es un tema más social y hay que perder el miedo por decir qué te gusta. No solo el que está en una galería sabe y puede apreciar sino todos los que tienen ganas de un buen disfrute mental”.


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