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La Montaña en el Mar: El valor utilitario y artístico de la cerámica
Presentado por:
José Cobos y Martina Vega. Fotografía por Inhaus Estudio®
El filósofo surcoreano Byung-Chul Han en su libro La salvación de lo bello nos invita a crear arte bajo la consigna de la demora y la contemplación del objeto. A partir de esta mirada, todo espacio de recogimiento artístico, exige paciencia y voluntad. Para realzar los saberes tradicionales debe primar la prevalencia del tiempo y resistir a los efectos de actividades rápidas.
Actualmente, se han implementado en el Ecuador varios sitios para aprender cerámica, como respuesta a una sociedad que no descansa y que olvida lo importante de la creación manual, al igual que la espera consciente. Es en medio de estas propuestas ceramistas que La Montaña en el mar reconoce esta práctica como un medio terapéutico para encontrar paz.
Este taller de cerámica, liderado por José Cobos y Martina Vega, obtuvo un reconocimiento importante en el 2022, por hacerse acreedor a la Medalla CIDAP Festival de Artesanías de América de ese año. Además, han participado en alrededor de nueve exposiciones. José tiene una pieza en Nueva Orleans que se encuentra en el Clay Center, en la exhibición Small Scale Sculpture hasta el 24 de febrero de este año.
Para la edición #32 conversamos con los fundadores de este proyecto artístico con el deseo de entender mejor su filosofía y su relación con la cerámica.
Renacer creativo
El nombre detrás del concepto surgió a partir de una idea pensada por José durante su estancia en Manta. Después de experimentar con la arcilla y otros proyectos, conoció en el camino a Martina y se generó en ambos el deseo de enseñar a más personas y compartir su saber por medio de talleres.
Como joven arquitecto, José se enfrentó a la limitada oportunidad de expresarse y sintió una deuda consigo mismo por no explorar su potencial en el arte. El aprendizaje adquirido durante su etapa universitaria en proporciones, iluminación y el manejo de programas digitales contribuyeron a darle una conexión estructurada en sus creaciones. Por otro lado, Martina, una diseñadora gráfica con un conocimiento de colores y formas, que provenía de una familia amante de la cerámica y muy reconocida dentro del medio artístico, logró armar junto con él una simbiosis instantánea.
M: Desde chiquita siempre estuvo presente la cerámica en mi vida, tenía la suerte de tener un padre que trabajó mucho con ella en la casa, porque tenía allí su taller. Eso se quedó grabado en mí y luego cuando crecí en la adolescencia, me desconecté un poco. Fue hermoso volverme a encontrar con este material hace tres años y recordar todo lo que observé de pequeña.
Piezas utilitarias con identidad
Los dos hallan una gran fuente de inspiración en lo precolombino. También incorporan técnicas contemporáneas como el Raku, a la par de métodos de esmaltado, modelado y texturizado como el Nerikomi, que emplean en la creación de instrumentos aerófonos. Esta combinación de influencias ha resultado innovadora, especialmente considerando que, aunque no es ampliamente conocido, las botellas silbatos tienen sus orígenes en Ecuador con la cultura Chorrera. Ambos desean preservar la tradición y resaltarla aún más mediante la aplicación de nuevas técnicas, al igual que darles una función y utilidad. Aunque hay una creciente comunidad de personas que se dedican a crear una variedad de instrumentos con agua o aire, ellos están comprometidos a cambiar el rumbo.
En muchas de sus piezas podemos encontrar una visión zoomorfa muy evidente. Ballenas, ajolotes, tigres, osos y serpientes son algunos de los animales que desfilan ante nosotros. Estos estáticos seres de arcilla se vuelven piezas lúdicas que cobran vida cuando al entrar en contacto con nuestras manos o voz, se transforman en instrumentos sonoros, sahumerios o incluso máscaras ceremoniales. José nos comenta que de pequeño tuvo una conexión vital con el mundo animal. Después, comenzó a recrearlos en plastilina y jugó bastante a armar ambientes naturales o ecosistemas. De igual forma, destaca que la ergonomía de los instrumentos que crea le permiten darles un aspecto más animado a sus esculturas. En cambio, Martina nos comenta que la naturaleza es su fuente de inspiración primaria y que le interesa más retratar texturas, formas y colores, tres aspectos presentes en sus bowls, joyeros, floreros o bandejas.
J: Las culturas precolombinas me han permitido conectar con mis raíces. Además, he logrado entender que en la cultura indígena había mucha sabiduría que estaba oculta, que no se dejaba ver.
M: He encontrado mucha inspiración en la naturaleza, en sus formas orgánicas o desiguales, texturas y colores, o incluso en la geometría sagrada. Yo fui la que dio la idea de crear cerámica utilitaria, porque si bien es cierto que José es experto justamente en las formas zoomorfas, lo mío no iba tanto por ese lado. A mí siempre me llamó la atención hacer algo con una función. Si lo ves de esa forma, al final estás creando elementos que van acompañar a las personas en su vida cotidiana.
Leitmotiv: el uso de los cuatros elementos
La naturaleza y su cualidad caótica está determinada por cuatros elementos: tierra, agua, aire y fuego. La tierra representa lo tangible, lo material, lo sólido y lo estable. El agua simboliza lo adaptable, emocional y fluyente. El aire ejemplifica el cambio, lo volátil, lo efímero y lo inestable. Por último, el fuego caracteriza la energía, la pasión y la vida. Al moldear una pieza de cerámica estos elementos confluyen y se vuelven una suerte de leitmotiv reiterativo a lo largo de cada sesión.
M: Me parece muy hermoso poder trabajar con elementos de la naturaleza y crear lo que quieras con este material extraído de la tierra. Además, el proceso está conectado con los cuatro elementos: la tierra, el agua, el fuego y el aire. Al estar tan enlazado, eso te enseña a ser más paciente y aceptar los tiempos para que las cosas te salgan bien.
J: Enseñar nos ha afinado mucho más las manos a los dos y nos permite tener más paciencia. Con las clases hemos repetido varias veces las técnicas básicas y eso nos ha permitido tener mejores acabados. También, se ha cultivado en nosotros la sensibilidad para tener más claras las proporciones y utilizar mejor el color.
En su proceso creativo siguen un enfoque bastante tradicional, confiando principalmente en el uso de las manos. Además, resaltan la reducción significativa de desperdicios en su taller, la práctica constante de reciclaje y la reutilización de materiales. A pesar de haber enfrentado desafíos en cuanto al uso del agua, crucial para la limpieza de herramientas y manos, en su nuevo espacio han implementado un sistema de decantación. Este separa los gránulos pesados, permitiendo la liberación de agua limpia cuando el balde alcanza su capacidad máxima.
Martina y José trabajan con técnicas que introducen un elemento de incertidumbre y caos en el proceso creativo. Nos comparten que, aunque no se puede tener una imagen preconcebida de cómo será la pieza, el proceso de cocción a menudo altera esas expectativas, lo que les enseña valiosas lecciones sobre aceptar la inevitabilidad de las imperfecciones.
A futuro continuarán impartiendo clases para ofrecer a la comunidad la oportunidad de aprender. Además, explorarán colaboraciones en proyectos relacionados con su quehacer artístico, como la realización de instrumentos musicales o formarán alianzas con la comunidad de Jatumpamba, que realiza quemas tradicionales y precolombinas de cerámica.
En la Montaña en el Mar se revisa la contemplación como un medio para hallar lo sublime en lo moldeado a partir de la arcilla. A través de la enseñanza de la cerámica, Martina y José no solo mantienen una tradición, sino que también introducen técnicas para crear espacios de reflexión, aprendizaje y apreciación. Esto permite, como diría Byun- Chul Han, que se siga engendrando lo bello de una forma activa y constante como un rechazo a todo acto de consumo rápido y efímero.