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Hernando Alzate: arte y espiritualidad en la era digital

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En medio de un debate global sobre la inteligencia artificial y su impacto en el sector artístico, tuvimos la oportunidad de entrevistar a Hernando Alzate. Durante nuestra conversación se evidenció una resistencia ante las estructuras que la tecnología plantea. Desde una perspectiva del espíritu, este artista nos invita a reflexionar acerca de la perfección, el aprendizaje de un oficio y la humanidad.

Hernando nació en Colombia y comenzó a dibujar desde muy niño. En su etapa escolar, compraba el periódico todos los días por los cómics de James Bond. En el acto de recortar las tiras y replicarlas “se iba a su mundo”. Esto lo inspiró a descubrir un medio de expresión que lo llevaría a la comprensión de enormes conceptos posteriores como la belleza y el bienestar.

Este artista lleva más de cuatro décadas en una constante creación entre el dibujo, la pintura y la escultura. Considera que todo parte de un imaginario infantil que se fortalece a través de la sensibilidad y el involucramiento real en el aprendizaje del oficio. Su perspectiva le ha llevado a exponer en sitios como la Fundación Guayasamín, el Art Basel en Miami, la Galería Rosenbaum, entre otros reconocidos espacios.

Un hombre del Renacimiento

Sus estudios universitarios en Diseño Gráfico fueron la puerta para una oportunidad única. Diseñó un afiche para un concurso de la embajada del Líbano y ganó un viaje durante unos meses a Europa. Hernando señala que su vida cambió a partir del contacto con los grandes museos y maestros, así surgió una de las motivaciones más grandes para seguir adelante con su obra.

Él considera que el arte es un gran lenguaje, por lo cual no le gusta encasillarse. Su mente funciona como la de un hombre del Renacimiento con el dominio de varios intereses y un entusiasmo optimista por la vida. Inició con el dibujo, alcanzando una experticia en lápices y en el hiperrealismo. Este campo le permitió realizar exposiciones en varios países como México, Colombia, Estados Unidos y Ecuador.

Sus siguientes pasos fueron el óleo y la acuarela, dos disciplinas que define como muy exigentes, hasta llegar a la escultura a partir del ensamblaje de piezas. En la actualidad, se encuentra incursionando en la literatura y piensa que escribir se remite a la misma sensibilidad con la que pinta. Le interesan las historias de personajes poco convencionales, aparentemente invisibles para la sociedad y los temas relacionados con la soledad.

Hernando: Yo creo que en el arte uno tiene que evolucionar. El estancamiento, aunque te puede definir como artista, da un poquito de miedo porque te repites a ti mismo. Necesito reinventarme todo el tiempo y soy muy sensible a los estímulos externos. En el momento en que me sentí repitiendo, un muñequito tirado en el piso me demostró que hay vida y mundo más allá.

Los juguetes

Un juguete desgastado en el piso de su hogar desencadenó una nueva etapa en su recorrido artístico. Era más que un simple objeto, se convirtió en un elemento con vida propia, capaz de albergar varias historias. Su análisis sobre los juguetes continuó hasta plantear la teoría de que figuras icónicas de películas como Star Wars componen una mitología contemporánea.

Señala que estos son los semidioses en la mente de jóvenes y niños que trascenderán a la historia. Para Hernando, esto sucede por la necesidad humana de idealizar y adorar a se- res superiores. Es por este motivo, que en su obra existe un carácter mitológico y religioso, a través de la presencia de estos personajes. Esto se combina con elementos del Gótico, del Renacimiento y otros períodos de los cuales domina sus técnicas.

H: Yo soy un creyente acérrimo de que una pieza de arte es un compañero que tú eliges para que viva contigo muchos años o el resto de tu existencia. Yo respeto mucho a los artistas comprometidos con posiciones filosóficas, políticas o religiosas, que expresan eso y quieren reflejar una realidad del mundo. Creo que el arte, desde el Renacimiento, debe reflejar un alivio o satisfacción para el espíritu.

 

 

 

Obras vivas

La escritora Gabriela Mistral señalaba que resulta baldío el día en el que no tenemos una emoción elevada, en donde no nos alimentamos de belleza y, principalmente, el día en el que olvidamos la presencia del alma. Para este artista colombiano la creación de algo vivo requiere de la ejecución de un ser humano, solo así sus vibraciones crearán conexiones reales con quien la mira.

También menciona el gran peligro que representa la inteligencia artificial para la deshumanización de las artes. Un detalle importante de su reflexión sobre el tema es el tamiz espiritual que se pierde, al igual que los años que han tomado el descubrimiento de técnicas. El aprendizaje de un oficio requiere de un involucramiento que honra el pasado y elogia a la humanidad al obtener como resultado una búsqueda de la perfección sin alcanzarla realmente. En el error hay mucha belleza, humanidad y, de acuerdo a este artista, una poesía intrínseca que es la esencia del espíritu.

H: He visto cosas de inteligencia artificial que son absolutamente increíbles de la perfección que tienen. Con mencionar cuatro palabras ya puedes crear lo que se te ocurra en tu cabeza, pero no pasan por el tamiz espiritual. Imagínate que desparezcan quinientos años, para no irme más atrás, de historia, técnica, dedicación, de gente que ha trabajado en el arte descubriendo todas las tendencias del Barroco, Renacimiento, Gótico. Eso para mí sería el primer símbolo de devastación de la raza humana.

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