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Rama Estudio: posturas en la arquitectura

«En el fondo, todo proyecto de arquitectura, toda construcción, es sobre todo un discurso. (…) No solo un conocimiento técnico- científico, para hacer que un objeto pueda quedarse en pie. Es más bien un punto de vista de este tipo de raciocinio que es lírico, poético, histórico, de la memoria. Consciencia sobre la necesidad de anunciar y crear memoria. Dónde estamos, quiénes somos, para dónde vamos».

Paulo Mendes da Rocha

 

Carla Chavez, Carolina Rodas y Felipe Donoso conforman Rama, un estudio de arquitectura con sede en Quito, Ecuador. Al analizar la trayectoria profesional del equipo, cuyo origen se remonta a colaboraciones ocasionales mientras cursaban sus estudios universitarios hace más de diez años, se identifica un claro hilo conductor. Con el paso del tiempo han consolidado una especie de manifiesto para ejercer su oficio: no hacerlo al margen de sus posturas. Como consecuencia, se han enfocado en desarrollar y experimentar métodos en donde se reconcilie su forma de pensar con su manera de producir. Alcanzando así una coherencia entre un discurso y diversas respuestas arquitectónicas, urbanas y constructivas.

Felipe: Una postura muy importante de la oficina es estar todo el tiempo conscientes de que nuestra profesión es un servicio. No es un lujo al que pocas personas pueden acceder —no debería—. Es la vocación con la que se busca resolver la mayor cantidad de problemas. Si está en nuestras manos, ¿por qué no hacerlo?

Torno

Existen proyectos que, con el paso de los años, se vuelven relevantes por razones que van más allá de la arquitectura. Este es el caso de Torno, el primer proyecto que desarrollaron como equipo, en donde irrefutablemente se materializan algunas de las posiciones ante el ejercicio de su profesión. Este proceso nació como una necesidad y se originó con el objetivo de rehabilitar un espacio de la ciudad que estaba en desuso para convertirlo en una máquina de ideas.

Esta experiencia inició en un momento en el que tanto Carolina, Carla y Felipe, como muchas otras personas a su alrededor, no tenían un sitio en el que reunirse para trabajar. Es así que, mientras ideaban una nueva dinámica de trabajo, plasmaron su conocimiento en una intervención arquitectónica que rescataba un galpón en un lugar estratégico de Quito.

 

Se gestionaron recursos para comenzar con el proyecto y su consciencia acerca de la escasez los obligó a optimizarlos al máximo durante el proceso de diseño y construcción. Paralelamente, crearon una plataforma de colectivos que se congregaron y articularon para comenzar a pensar la ciudad de manera activa.

Felipe: Después, nos dimos cuenta que hay una respuesta técnica, arquitectónica y constructiva que fortalece y evidencia muchas de las posturas de la oficina que hasta ahora mantenemos. Al mismo tiempo, entendimos que el proyecto superó las expectativas y enseñó cómo trabajar en comunidad, tanto puertas adentro, con las personas que estábamos ahí, pero también con el barrio. Entendimos nuevas dinámicas para relacionarnos con la comunidad, los vecinos, la calle y la municipalidad. Además, ha sido la sede de muchos encuentros, tanto de arquitectura como de otros temas. Definitivamente, fue un proyecto que abrió puertas y marcó un inicio para Rama.

Carolina: Como ejercicio metodológico, fue la base de cómo trabajamos juntos y de lo que nos interesa, un manifiesto de nuestras posturas en cuanto a la arquitectura. Y ahí es donde empieza a vincularse todo esto, no se trata solo del elemento construido, ni formal, ni sobre sistemas constructivos sino es el impacto que genera: social, económico, ambiental y urbano. Un manifiesto aplicado del pensamiento que después se ve plasmado en las obras.

Abriendo el abanico: desde lo territorial hasta el objeto

En principio, la planificación urbana, la arquitectura, y el diseño de objetos son tres facultades que podrían ser desarrolladas de forma independiente. Sin embargo, para Rama significan justamente lo contrario. Pues afirman que la arquitectura y la ciudad se viven desde la escala humana, se experimentan desde la silla para el desayuno o desde la banca del parque y se tratan de las interacciones, encuentros y estancias. Las calles no son monumentos ni trazos vistos desde arriba, son lugares en donde la gente vive, siente y crece.

El proyectar en varias escalas expone también una forma de actuar. Dentro del estudio, buscan, admiran y valoran la visión integral. Tanto los tres fundadores, como su equipo disfrutan de la versatilidad que implica abrir un horizonte de tamaños, profundidades y acercamientos al construir espacios urbanos para las personas.

Felipe: Es interesante porque paralelamente, por ejemplo, estábamos en el concurso del corredor metropolitano de Quito, un ejercicio territorial para toda la ciudad, y a la vez estábamos diseñando unos muebles. Hablábamos de políticas públicas y simultáneamente escogíamos tornillos.

Carla: La escala que usas es la que conecta y regresa al usuario. Si la pierdes, se pierde la escala de ciudad. Se vuelve monumental y menos personal.

 

Materiales, recursos e impacto

Al estudiar su obra, es difícil no prestar atención a las elecciones de los materiales con una serie de diversas propuestas como madera, tierra, caña, metal, entre otras. Los arquitectos tienen una amplia gama de razones para su respectivo uso; esta idea expone al material como respuesta a tópicos que van desde el análisis del sitio, las necesidades y, sobre todo, su impacto.

Carolina: El material no es una condicionante, es una respuesta. Sin embargo, definitivamente nos interesa aplicar y aprender de materiales que son de excelente calidad, pero que han caído en la —errónea— idea de ser precarios o poco funcionales. La tierra, el bambú y la madera son claros ejemplos de materiales que nos interesan térmica y acústicamente, que cambian la forma y el espacio. Cada obra va innovando en nuestros procesos.

Afirman que al iniciar un encargo, no se piensa desde la morfología o lo que quieren hacer arquitectónicamente, sino se preguntan qué van a usar, de dónde van a obtener, qué mano de obra está disponible y qué impacto tiene el traslado. Se hacen esas cuestiones desde las discusiones antes de hacer el primer boceto. A partir de eso, hay normas claras, sustentables y sostenibles que buscan funcionar a lo largo del tiempo debido al material, al sistema constructivo, al acto de no usar revestimientos, etc.

Además, buscan medios para que los proyectos sean finalmente integrales, pasando de la concepción, la reflexión, el sistema constructivo, la técnica y la tecnología. En conclusión, se trata de buscar coherencia.

Carolina: Nos gusta hablar de reducir el impacto ambiental. Es una línea de pensamiento super fuerte: material, transporte, tiempo, mano de obra, etc. Eso hace que las obras por sí mismas sean sustentables.

Carla: Si eres coherente, eres sustentable en el tiempo. Es importante entender el lugar, el clima, los recursos y la mano de obra. No es caprichoso. El proyecto se responde solo y todo va de la mano.

A su vez, se refleja una fuerte crítica al acercamiento que muchas veces se da hoy en día a la supuesta arquitectura sostenible. Desde el simple hecho de que, según Rama, el ser sustentables y sostenibles es algo que se debe dar por hecho. No deberían aplaudir o premiar que proyectos tengan ápices de ello; ya no es negociable, es un deber de supervivencia. Es lo mínimo que se puede hacer dentro de una industria tan contaminante.

Posturas: un camino para hacer arquitectura

Se toman posturas cada día, en las formas de vivir, habitar y compartir. También en preferencias, ideologías y relaciones. Resulta evidente que para Rama las posturas al momento de hacer arquitectura no resultan aleatorias ni ligeras. Su visión cambia no solamente las dinámicas como equipo y los proyectos que abordan, sino también los procesos creativos y los productos finales.

Al ver una intervención urbana, se plasman sus ideas. Al ver viviendas colectivas, se evidencian sus intenciones. Al ver viviendas privadas, se manifiesta su sensibilidad a los materiales, al lugar y a los recursos. Al ver el mobiliario, se ve al usuario como el centro. Al ver su trayectoria como arquitectos y sus ideas para el futuro, se puede ver a un equipo que busca crear ciudades coherentes y pensadas, equitativas y seguras, que reviven y pretenden no morir jamás. Para Rama, la ciudad, la arquitectura y el objeto empiezan en sus reflexiones.

Carolina: ¿Cómo vivir el espacio? Queremos espacios reales y acogedores, no espacios muertos de la ciudad que pueden ser interesantes, pero que no se viven. Estamos en Latinoamérica, necesitamos ser conscientes de las dinámicas de las calles, que nuestra arquitectura sea una plataforma para en- cuentros, dinámicas y relaciones.

Carla: Desde que estábamos en la universidad nos interesamos por las relaciones del proyecto con la ciudad, la colectividad y los recursos. Estamos, hasta hoy, tratando de ser coherentes con lo que pensamos. Conectar a la red, a la comunidad. Buscando y actuando sobre problemáticas reales que vemos en la ciudad y en las dinámicas urbanas. A los tres nos interesa atender e involucrarnos activamente. El impacto de la ciudad está en el espacio público, en los proyectos colectivos y en el trabajo con la comunidad.

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