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Palabralab: Gestión cultural y comunidades literarias 

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Cuando Ursula K. Le Guin habla de escritura y lectura piensa en felinos. Por ejemplo, dice que una niña que lee con entusiasmo es un tigre que devora y que un buen taller literario le recuerda a una manada de leones. En ambas referencias, la lectura y el aprendizaje son experiencias activas que involucran una sensibilidad inteligente y quizás un sentido de pertenencia. 

Algunas palabras clave de su ensayo “Orgullos” acerca de los talleres literarios, son: ego, responsabilidad, comunidad, energía, ventas y habilidad. La manera en la que se ordenen y conciban definirá si en el taller se logra o no aprender qué es leer y escribir. 

Palabralab es un espacio dedicado a la gestión cultural en el Ecuador. Su fundadora, Adelaida Jaramillo, realiza talleres literarios, encuentros con escritores, recomendaciones culturales y mediaciones lectoras para niños y adultos. Con el fin de conocer mejor a Palabralab y la filosofía desde la cual se funda, contaremos su historia mientras definimos las palabras destacadas del ensayo de Le Guin.

El taller de escritura y lectura de Adelaida Jaramillo

A partir del 18 de septiembre de 2010, Adelaida trabaja como promotora de lectura y creación literaria con talleristas de colegios y escuelas. Palabralab fue el nombre de marca que surgió después. Desde sus inicios tuvieron muy claro que se requería responsabilidad para conseguir que la lectura sea realmente un acto colaborativo, de complicidad entre escritor y lector. 

¿De qué manera se alcanza esa responsabilidad? Para empezar, con una intención de formación activa por parte de los instructores. Adelaida estudió Comunicación con mención en Literatura como tercera carrera y quinto estudio académico; además va por su decimotercero año dedicada a la gestión cultural.

En cuanto a las actividades literarias con niños, la responsabilidad se visualiza en Palabralab en el trabajo junto a psicopedagogas y a partir de tres reglas: 
  1. Los niños tienen que divertirse.
  2. Jamás se puede inscribir a un niño por castigo.
  3. No se puede relacionar la lectura con el aula de clases y con la obligación. 

Adelaida señala que la mejor manera para que los niños lean recae en el desarrollo de las habilidades de los adultos. Para empezar tienen que conocer los intereses del niño, además de leer primero el texto para pensar en estrategias para involucrarlo. Títeres, una obra de teatro, manualidades o una simple conversación pueden ser motores para el entusiasmo que dota de facultades felinas a una niña lectora.

Los servicios de Palabralab

¿Qué personas asisten a un club de cultura? La palabra cultura, a pesar de su grandeza, podría ser asociada a un tipo de élite, al igual que los llamados círculos literarios o los mismos talleres. La cuestión es el canto al ego, visto por Le Guin como uno de los daños más grandes a un espacio de aprendizaje. Adelaida dice que la risa está presente en cada encuentro de Palabralab, de manera que la lectura o escritura se pueden disfrutar con una apertura total a las preguntas y al crecimiento. El objetivo es que después de unos años los participantes puedan identificar al narrador, las intenciones autorales o el contexto de un libro en un ambiente agradable.

A través de talleres de escritura y lectura, festivales interdisciplinarios e internacionales de Literatura y Arte, y un club de cultura se forma una comunidad. Adelaida realiza su gestión cultural principalmente a través de redes sociales y el club consiste en leer un libro al mes, recibir una charla de cultura general y boletines con la curaduría de actividades y lanzamientos, además de asistir a convocatorias espontáneas para visitar galerías, museos y socializar sobre la experiencia. 

Actualmente, retomaron los cursos de Literatura clásica y se encuentran en la lectura del «Ulises», un libro que les tomará aproximadamente seis meses de trabajo compartido. Otra gestión que no puede dejar de mencionarse para conocer a Palabralab son las entrevistas bicéfalas, que consisten en conversaciones entre autores literarios. Nacieron de la preocupación de que en el presente todos los ámbitos de la sociedad siguen teniendo inconvenientes al encontrar nombres de mujeres para mesas o conferencias de temas políticos, artísticos o de cualquier tipo.

La atención

Durante el encierro de la pandemia, Adelaida ofreció informalmente una librería virtual, su fin no eran las ventas sino un genuino interés por captar niños lectores. Realizó una gestión de librera en la que intentaba entender los intereses de cada niño hasta encontrar la lectura ideal. En sus preferencias personales, en cuanto a la escritura, elige las intenciones de trascendencia al momento de crear frente a la comercialización. 

Algunos nombres, como: María Fernanda Ampuero, Gabriela Silva, Ernesto Carrión, Fernando Iwasaki, Brenda Navarro, Alejandro Zambra, Fernanda Trías, Leonardo Valencia, entre muchos otros; son pronunciados por Adelaida en señal de gratitud al haber colaborado en Palabralab.

Principalmente, el agradecimiento de la fundadora se refleja hacia su comunidad, quienes sostuvieron a este laboratorio de palabras incluso en las épocas más complejas de la pandemia y continúan apoyando todos los días a un sector tan olvidado como el de la gestión cultural. La energía que emana un grupo así de consistente, como la mencionada manada de leones, se basa en la atención. Aquella definida por Simone Weil, “como la forma más pura de generosidad”. 

Trabajar en sectores culturales en Ecuador demanda una actitud de resiliencia constante, la mayoría de apoyos que se generan nacen desde la caridad o la necesidad de plataformas para la exhibición personal o política. En las palabras de Adelaida: “el futuro de un país en el que la cultura no se valora es incierto”, y quizás el acercamiento a la Literatura, ya sea de manera íntima o colectiva, podría ser un acto de resistencia.

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