Angelo Bucci: la palabra en la arquitectura


 

Para Angelo Bucci, la arquitectura es un entendimiento construido, que representa una síntesis entre la práctica profesional y el conocimiento teórico; entre el diseño y la palabra. La mano que escribe y la mano que dibuja hacen que este oficio, al final, hable con las personas.

Por ello, en esta conversación, más allá de una exposición literal del trayecto y sus obras, se propone una reflexión con él, con sus pensamientos, al igual que con sus ensayos, posturas y diálogos entre el hacer arquitectónico y diversos elementos que pueden, finalmente, manifestarse en su obra. Dimensiones a veces abstractas y a veces tangibles de la forma en la que Angelo Bucci ha procedido en su carrera.

Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la USP

Angelo afirma que la ciudad informa a su modo la actividad del arquitecto. Trata de reconocer la manera por la cual esta informa, en general, un modo de pensar y de operar dentro del oficio. Para él, el haber nacido en Brasil, vivido en São Paulo y estudiado en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la USP expone no solo una serie de vivencias personales sino arquitectónicas, una base fundamental para su actuar dentro de esta práctica.

Angelo: Decidí estudiar arquitectura sin nunca haber conocido a un arquitecto y sin saber exactamente lo que era, sin certeza. Es interesante porque a veces digo —con una cierta ironía pero creo que al final es verdad— que la arquitectura es una elección óptima para quien está en dudas sobre lo que quiere hacer, porque convoca tantos saberes que uno siempre se encuentra. Y así, me fui encontrando.

Inmediatamente, al hablar acerca de sus primeros recuerdos sobre la arquitectura, Angelo regresa al edificio de la facultad en donde estudió; un proyecto de Vilanova Artigas que, para él, fue trascendente en su formación y actual ejercicio. Afirma que va más allá de una construcción que da cobijo al programa de la escuela, sino que se presenta al estudiante como una herramienta de raciocinio, para pensar el proyecto y sus escalas. Un edificio que al vivirlo y transitarlo hace una alusión simbólica de la ciudad, específicamente de São Paulo.


A: Entonces, mi primer recuerdo de un modo consciente sobre la arquitectura es ese edificio, un edificio que, al menos para mí, se va percibiendo a lo largo del tiempo. Vas formando una idea y vas percibiendo cómo aquello participa en tu proceso de aprendizaje o de diálogo con la arquitectura. Además, es un predio que tiene como característica más marcada el hecho de no tener puertas. No como cualquier otro edificio en el que las puertas simplemente no fueron instaladas, un edificio que no tiene puertas desde antes de ser pensado. Es tan encarnado en la humanidad que te das cuenta, después de unos años, que conversa contigo. (…) Resulta realmente interesante que nos muestra lecciones de cómo las ciudades crecen y funcionan todo el tiempo.

Así, al llevar dicha alusión a lo que es el oficio de la construcción, según el arquitecto, hay dos instrumentos recurrentes fundadores del mismo: un elemento vertical y una línea horizontal al nivel del suelo. Y son esas dos dimensiones de existencia, que son complementarias y correspondientes, las que activan y conforman el funcionamiento de una ciudad.

Ese plano horizontal, en donde deambulan las personas, pertenece, según Angelo, al plano de la socialización, en el cual se puede recorrer indefinidamente «hasta dar la vuelta al mundo». Y el eje vertical, por otro lado, tiene esa tendencia a escapar del planeta, de algún modo cada vez más aislado. Aquel que tiende a una dimensión algo más privada contrastando con la pública. Estas dos dimensiones están muy claras, definidas y difundidas en aquello que es el territorio ocupado por la ciudad.

Interesa, en este caso, el plano horizontal como caso de estudio en la ciudad de São Paulo en donde Angelo predominantemente ha llevado a cabo su práctica profesional. Se cita entonces una especie de recurrencia en la arquitectura brasileña, con cierto destaque en el diseño Paulista; esa recurrencia de elevar los edificios del suelo, como si fuese un deseo de no interrumpir la continuidad del plano horizontal, de permitir que las dinámicas se den de modo natural.

A: El edificio tiene esta especie de característica que evita tocar el suelo, por un lado para hacer esta continuidad y por otro podría decirse que por las condiciones climáticas. La lluvia y ese destaque de evitar que la construcción tenga que lidiar con el contacto con el suelo acaba siendo también una gran ventaja en muchos aspectos. Entonces, eso va creando una característica.

Ahora, en esta especie de búsqueda de dar continuidad a las aceras, a los caminantes, a las ciudades y a las dinámicas existe un gesto principal a resolver: encontrar la forma de sostener el objeto arquitectónico con la menor cantidad de soportes. Entonces, la estructura se torna no solo fundamental sino que se vuelve el proyecto. Angelo reflexiona sobre ese aspecto haciendo hincapié en la importancia que tiene la estructura dentro de esta característica. Aprendió a dar valor a las soluciones estructurales, a hacer énfasis en su importancia y a tratarlas de un modo especial.

Casa Pico

A: Tiendo a concordar mucho con la idea de que entre tantos elementos y sistemas que una construcción moviliza, la estructura sea una de las que más merece nuestra atención. En el contexto en el que trabajamos en Brasil, entre la propuesta y la finalización de una obra, un proyecto sufre tantas amenazas y tantos riesgos, tantos descaminos y posibilidades de que se desvirtúe como idea que si colocamos fichas que no sean absolutamente esenciales, probablemente se van a perder todas. Y la estructura tiene ese valor, merece esa confianza sobre todo en nuestro contexto, porque no es una cosa que se puede alterar con facilidad. Tú empiezas a construir un edificio y la estructura es lo primero que se presenta, y lo hace caracterizando muy claramente a la arquitectura. Cuando un edificio comienza a degradarse, a convertirse en ruina y a perder su función, la estructura es la última cosa que todavía permanece, entonces no permite una interferencia gratuita. Con la arquitectura y la estructura tú aumentas la vida de las instituciones humanas y de los valores humanos. Para eso es importante impregnar la obra de una humanidad y es por eso que uno siente que ciertos edificios conversan con nosotros.

Angelo trae a colación la palabra «insignificancias», la cual hace alusión a la complejidad de la arquitectura y representa el conjunto de sutilezas que hacen que un proyecto sea mejor que la media. Afirma que el hecho de que su campo de actuación convoque tantos saberes es una respuesta al sinnúmero de problemas que conlleva una obra, desde la concepción de la misma hasta el objeto final. Y es la suma de dichas insignificancias lo que hace una diferencia, lo que hace de una construcción, arquitectura. No se debería, entonces, tener como meta hacer obras emblemáticas, en oposición a eso, se trata de buscar hacer mejor arquitectura como consecuencia de pequeñas partes que conforman un todo. No hay un plan predefinido, se busca encontrar modos de actuar, resolviendo problemas o «insignificancias». Los resultados son solo resultados, no son la meta. Vienen como consecuencia y no como objetivo.

La palabra

Durante la conversación con Angelo, a través de varios temas, reflexiones y posturas, se visualizaron elementos que podrían definir a sus obras, sin llegar a ser totalmente descriptibles por quien no las conoce. Las palabras son una herramienta fuerte, pero no solo para exponer un punto o escribir un libro, según Angelo, son fundamentales también para hacer arquitectura.

En la oficina de Angelo, en la producción de proyectos, se trabaja a diferentes escalas entre casas y edificios. En el ámbito de la palabra, se promueven canales de diálogo y la fusión de ambos es la manera en la que afrontan la complejidad de las obras a desarrollar como una constante que los atraviesa, un modo de proceder.

A: Entonces, empiezas a desarrollar un proyecto a partir de un encargo y hay encuentros con cierta regularidad para conversar sobre un plano y vas dibujando, conversando, presentando y re-dibujando, re-presentando y re-conversando. Ese intercambio puede darse entre dos personas, pero también entre una mesa de veinte. Va entrando en el proceso de diseño y se vuelve evidente como producto de este diálogo, con visitas o con objetivos de la construcción de un entendimiento en el que puedes trabajar años. Después de eso, tomas un dibujo y cuando muestras aquello se explica de fondo ese entendimiento. Con el proyecto se va reconstruyendo esa conversación, ese diálogo. Esas conversaciones están en el proyecto como una forma de grabación. Miras el dibujo y lees las conversaciones. Eso es tan verdad que cuando se muestra sabes todas las idas y venidas, los argumentos y contraargumentos, todo queda registrado en aquella forma. Y los edificios son manifestaciones de estos acuerdos construidos.

Esta idea de procesos que caminan juntos en la arquitectura, entre la duda de escribir y diseñar es, según Ángelo, muy natural. Una relación imprescindible, en la que el oficio no puede ni debe apartar la una de la otra.

A: Esta mano que escribe pertenece a un campo de saber y esta mano que dibuja pertenece a otro campo de saber. ¿Cuáles? Son todos. Ese que se llama ciencia de los hombres, en donde se encuentran la literatura, la filosofía, la historia… Y ese que pertenece a la ciencia de la naturaleza donde está la construcción. Ciencias de los hombres y ciencias de la naturaleza. Son los dos únicos campos de saber que tenemos, no hay otros, todos están aquí. Eso no es para decir que la arquitectura sabe todo, pero sí que todo saber interesa a la arquitectura. No es que la arquitectura domine todo pero no puede excluir nada. No es una visión presuntuosa, todo lo contrario, es una visión modesta porque reconoce sobre el saber de todas las cosas. El proceso de hacer un proyecto es a través del diálogo. Es interesante notar que la arquitectura tal vez no puede ser la inventiva de un genio aislado, ella es un entendimiento construido.

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