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Amaru Zeas Sigüenza, Picchu
“El río se abre camino a través de la montaña”, con esta pequeña frase inicia el cortometraje Picchu, dirigido y escrito por el ecuatoriano Amaru Zeas Sigüenza. Fue creado por FuzzyPixel, un equipo de producción de Amazon Web Services al que pertenece el artista. Cuenta la historia de Mayu, una niña de los Andes ecuatorianos y su difícil travesía hasta llegar a la escuela. La voz de su madre le acompaña por el camino a través de enseñanzas sobre valentía y la vida en comunidad.
Abrirse camino
Amaru se enamoró desde muy pequeño del dibujo en 3D. A través de películas como Toy Story descubrió una pasión que le llevó a Estados Unidos para estudiar animación en The Art Institute of Seattle. Durante su formación era conocido como un “overachiever”, es decir, una persona que supera las expectativas de los demás y siempre trabaja un poco más allá de lo que se le pide.
Sobre su carrera laboral, recuerda su paso por varias compañías hasta llegar a empresas como Microsoft, en donde aprendió el gran valor que tiene trabajar en equipo. Considera que Ten Gun Design fue uno de los lugares más cruciales de su trayectoria, en donde estuvo a cargo de varios proyectos y descubrió su liderazgo. En la actualidad, trabaja para Amazon, inició con el desarrollo de videojuegos y ahora se dedica a crear historias a través de imágenes y videos.
Escenas del cortometraje Picchu.
La educación en los Andes
Junto a su equipo de FuzzyPixel plantearon la posibilidad de crear un proyecto que celebre la diversidad. Presentaron veinte historias y Picchu fue seleccionada de manera anónima. En esta obra, su director buscó plantear dos problemáticas: en primer lugar, el difícil acceso a la educación para los niños de zonas rurales y en segundo lugar, la importancia de tener a niñas y mujeres en acciones protagónicas.
Picchu tiene tres personajes, Mayu, quien realiza toda la travesía hacia su escuela; Saywa, su amiga con quien se encuentra al llegar; y Kallpa, su madre, cuyo nombre se traduce del quechua como “fuerza”. La obra alcanza verosimilitud y coherencia a través de un cuidadoso proceso de investigación, tanto de las plantas nativas que aparecen en el trayecto, como de la vestimenta y dialecto de sus protagonistas.
La voz de Kallpa es la de Marcia Sigüenza, la madre de Amaru, quien ha representado una guia absoluta para su crecimiento personal y profesional. Los valores y aporte a la comunidad están siempre presentes en su visión, al igual que el deseo de ayudar. Casi al final del cortometraje se le presentan al espectador los siguientes links, como maneras de colaborar con la problemática educativa ecuatoriana:
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